Wednesday, December 20, 2006



En general en el teatro convencional y /o comercial, dado que el imperativo es, "Time is money", las puestas en escena son decididas meses antes : el reparto, los roles, la escenografia, el vestuario, la iluminacion, la musica, . Todo eso no seria grave si no matara la raiz de la creacion, en efecto, quien podria anticipar, los problemas, las faltas de inspiracion o los "milagros", que ocurren en cualquier proceso de puesta en escena? Quién, (aparte Dios), podria saber si el comediante X o Y va a funcionar o no? ( Y como Dios no se interesa en el teatro, para ser coherente con la verdad, Dios no se interesa ni siquiera a la miseria, ni a los crimenes de los hombres,). En ese contexto, no queda otra posibilidad que trabajar todos los dias, con fé y coraje, esperando que los Dioses del teatro quieran ayudarnos en nuestro esfuerzo cotidiano, no dejando pasar la mas minima tentacion de facilidad o flojera intelectual, cuestionando milimetro a milimetro, cada nacimiento de un nuevo personaje, cada "tesoro" de imaginacion y creatividad. Nosotros, en el Teatro des Deux Mondes, practicamos la vigilancia extrema contra la chavacaneria y la vulgaridad, cada palabra, cada frase son trabajadas como un artesano trabajaria su joya, sin grandes facilidades financieras pero con un inmemso rigor y diciplina. En tiempos de maxima eficacidad y rentabilidad, nos damos "el lujo" de ensayar seis meses, en lugar de dos como "los comerciales". Creemos sinceramente que los grandes autores merecen un total respeto, y lo minimo que podemos garantizarles es el tiempo de ensayo, aunque a veces eso signifique cerrarse la cintura, (casi hasta la asfixia), . A veces tenemos la impresion de ser los ultimos "dinosaurios", pero al final de una creacion, que alegria de constatar que todos nuestros esfuerzos no han sido vanos. La verdad la vemos en los ojos del espectador, en el rostro maravilloso de un joven fascinado por la poesia, en la sonrisa extasiada de una mujer "simple" descubriendo la fuerza de una metafora, en el silencio respetuoso de ese viejo obrero que creia que el teatro no era arte para el pueblo. Con esas visiones podemos dormir tranquilos, nuestra conciencia revolucionaria y poetica puede mirarse al espejo. Nuestro salario en euros es chiquito, nuestra dicha espiritual enorme, y asi como nuestro Gran Maestro a todos, Molière, contianuamos nuestra ruta, como diria el Ché, "Hasta la victoria siempre".

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